domingo, 11 de noviembre de 2012

Concepción utilitaria del cuerpo

CONCEPCIÓN UTILITARIA DEL CUERPO
Fundamento filosófico
Separación cuerpo-mente. Dualismo.
Acercamiento teórico-práctico
Objetivo y universal.
Disciplinas de estudio
Anatomía, Fisiología, Biomecánica...
Funcionalidad
Servir como objeto para alcanzar las habilidades más complejas motrizmente hablando.
Excelencia
Eficiencia/Eficacia. Máximo rendimiento.
Mejora
Entrenamiento físico. Trabajar cada parte del cuerpo para que estén mejor dotadas para realizar tareas motrices.
Metáforas/ narrativas
Cuerpo máquina/ Ciborg.

Aquí os dejo una tabla-resumen con la información que recogimos entre todos en clase, cuando comenzamos el Tema 1 (Movimiento y Cuerpo) y vimos las características de la concepción utilitaria del cuerpo.
Para reforzar dichos contenidos, vimos el documental La increíble máquina humana, del cual os expongo un resumen y análisis personal a continuación.


LA INCREÍBLE MÁQUINA HUMANA

            Formados por millones y millones de células, las personas parece que “somos trozos de polvo de estrellas”. En nuestro día a día son muchos los órganos y sentidos que entran en acción simultáneamente para garantizar el correcto funcionamiento de nuestra “increíble máquina humana”. Conociendo un poco más a fondo el interior de nuestro cuerpo, podremos apreciar cómo tenemos muchos mecanismos que actúan de manera interrelacionada e inteligente en todo momento para asegurar nuestra existencia.

            La piel nos separa del mundo externo. Es la que permite la entrada del dolor y el placer. Cada cierto tiempo se va regenerando, formándose piel nueva. Muchas terminaciones nerviosas alcanzan la superficie de nuestro cuerpo, y nos proporcionan sensibilidad, pero en algunas partes más que en otras. Además, la piel es un sistema de refrigeración y calefacción, ayuda a mantener los 37º C.
            Situados delante de la cara, los ojos nos permiten valorar y apreciar nuestro alrededor mejor que con cualquier otros sentidos. En la retina hay millones de fotorreceptores que convierten la luz en impulsos eléctricos antes de procesarlos y enviarlos  al cerebro. Nuestro cerebro compara los datos nuevos con la información procesada un segundo antes, combinándola con lo que esperaba que hubiera, y así surge la visión.
            En los lados de nuestra cabeza están los oídos, que nos proporcionan la audición y el equilibrio. Las vibraciones u ondas sonoras que llegan a nuestros oídos, son dirigidas al interior del cráneo, donde los tímpanos vibran acordes a las frecuencias y mueven 3 diminutos huesos. Esto hace vibrar el fluido, alterando unos pelos y excitando a las neuronas, que transmiten todo al cerebro.
            Cantar es un proceso secundario de un proceso mucho más crucial, la auténtica razón por la que el aire pasa a través de la boca es la respiración. No sobreviviríamos mucho más de tres minutos si no lo hiciéramos. El aire sigue un recorrido en la inspiración, desde que entra por la boca hasta que llega a los pulmones. Allí, el oxígeno se transpasa a los capilares sanguíneos introduciéndose al torrente sanguíneo, repartiéndose rápido por todo el cuerpo y proporcionando valiosos recursos a cada una de las células. En la espiración, el CO2 (producto de deshecho) hace el camino opuesto de vuelta hacia el exterior.
En cada respiración, nuestra nariz puede reconocer olores muy diferentes. Dentro de ella hay una pequeña zona de entorno a 10 millones de células con miles de receptores que, al unirse con sus respectivas sustancias químicas; envían señales eléctricas al cerebro y este lo interpreta oliendo de una determinada forma.
            El corazón es la bomba que impulsa la sangre y el oxígeno por todas las partes del cuerpo a través de los vasos sanguíneos y nos da vida, permitiendo el correcto funcionamiento de nuestros órganos y sistemas. Además de glóbulos rojos, la sangre contiene 400000 leucocitos que combaten las infecciones.
            Pero se necesita más que aire para alimentar a la increíble máquina: combustible. Cuando comemos, absorbemos todos los nutrientes que son esenciales para vivir (carbohidratos, proteínas, vitaminas...). Antes de digerirlos, comprobamos su sabor mediante nuestras papilas gustativas (lengua), informando al cerebro de lo que estamos comiendo. Al llegar la comida al estómago, comienza un proceso de descomposición facilitada por los jugos gástricos, altamente ácidos. Las contracciones musculares masajean la pasta formada. Después los bloques de comida pasan al intestino delgado, donde la mayoría de los nutrientes pasan al Hígado. Éste descompone, vuelve a empaquetar y distribuye los nutrientes a las células para su crecimiento y su energía. Sin embargo a veces (a la larga), nuestro cuerpo acumula más energía de la que sale (grasa). Cuando el intestino delgado ha recogido todo lo útil de la ingestión, el resto es impulsado al intestino grueso.

            Así pues, cuando hemos extraído lo que necesitamos para alimentar a la increíble máquina, y tenemos a nuestros motores celulares funcionando, es sorprendente los complejos movimientos que podemos llevar a cabo, gracias a la acción de los músculos. La unión de la actina y miosina en las miofibrillas de los músculos es la responsable de la contracción/relajación de dichos músculos, siempre bajo las órdenes del cerebro. Éste envía señales eléctricas a través de las neuronas, y ello constituye el sistema neuromuscular.
Por otro lado, nuestro sistema óseo es el que nos da forma, apoyo y sujeción, y nos proporcionan una gran variedad de movimientos. En el interior de los huesos se crean tanto los leucocitos como los eritrocitos, que luego son enviados al resto del cuerpo. El hueso es la mezcla de 2 sustancias imprescindibles, el fosfato de calcio mineral y el colágeno de proteína. Sin ellos, el hueso sería frágil y endeble. Además, las articulaciones son las que permiten la gran movilidad y direccionalidad de esos huesos.

            La reproducción permite formar un nuevo ser humano, gracias a la fecundación del óvulo femenino por los espermatozoides masculinos. En ese encuentro, los ADN se fusionan, mezclando los rasgos genéticos de la madre y el padre. El óvulo fecundado poco a poco se va dividiendo en células idénticamente iguales (blástula). Una vez entra en el útero, poco a poco, las células empiezan a especializarse, y las formas empiezan a configurarse. A las nueve semanas, todos los órganos están ya en su sitio (feto).
Durante nuestra infancia, en el gran cerebro ya formado, se comienzan a producir millones de conexiones sinápticas, que poco a poco hacen que la mente y el cuerpo se fusionen. Cada sistema del cuerpo es complejo, pero sólo hay uno que preside todo lo que hacemos. El cerebro nos permite pensar, sentir, recordar y reconocer; es el que nos proporciona nuestra esencia, nuestra personalidad.

Falta texto...
Redacción completa entregada a la profesora.



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