Fundamento
filosófico
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Separación
cuerpo-mente. Dualismo.
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Acercamiento
teórico-práctico
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Objetivo
y universal.
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Disciplinas
de estudio
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Anatomía,
Fisiología, Biomecánica...
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Funcionalidad
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Servir
como objeto para alcanzar las habilidades más complejas motrizmente hablando.
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Excelencia
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Eficiencia/Eficacia.
Máximo rendimiento.
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Mejora
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Entrenamiento
físico. Trabajar cada parte del cuerpo para que estén mejor dotadas para
realizar tareas motrices.
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Metáforas/
narrativas
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Cuerpo
máquina/ Ciborg.
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Aquí os dejo una tabla-resumen con la información que recogimos entre todos en clase, cuando comenzamos el Tema 1 (Movimiento y Cuerpo) y vimos las características de la concepción utilitaria del cuerpo.
Para reforzar dichos contenidos, vimos el documental La increíble máquina humana, del cual os expongo un resumen y análisis personal a continuación.
LA
INCREÍBLE
MÁQUINA HUMANA
Para reforzar dichos contenidos, vimos el documental La increíble máquina humana, del cual os expongo un resumen y análisis personal a continuación.
Formados por millones y
millones de células, las personas parece que “somos trozos de polvo de
estrellas”. En nuestro día a día son muchos los órganos y sentidos que entran
en acción simultáneamente para garantizar el correcto funcionamiento de nuestra
“increíble máquina humana”. Conociendo un poco más a fondo el interior de
nuestro cuerpo, podremos apreciar cómo tenemos muchos mecanismos que actúan de
manera interrelacionada e inteligente en todo momento para asegurar nuestra existencia.
La
piel nos separa del mundo externo. Es la que permite la entrada del dolor y el
placer. Cada cierto tiempo se va regenerando, formándose piel nueva. Muchas
terminaciones nerviosas alcanzan la superficie de nuestro cuerpo, y nos
proporcionan sensibilidad, pero en algunas partes más que en otras. Además, la
piel es un sistema de refrigeración y calefacción, ayuda a mantener los 37º C.
Situados
delante de la cara, los ojos nos permiten valorar y apreciar nuestro alrededor
mejor que con cualquier otros sentidos. En la retina hay millones de
fotorreceptores que convierten la luz en impulsos eléctricos antes de
procesarlos y enviarlos al cerebro.
Nuestro cerebro compara los datos nuevos con la información procesada un
segundo antes, combinándola con lo que esperaba que hubiera, y así surge la
visión.
En
los lados de nuestra cabeza están los oídos, que nos proporcionan la audición y
el equilibrio. Las vibraciones u ondas sonoras que llegan a nuestros oídos, son
dirigidas al interior del cráneo, donde los tímpanos vibran acordes a las
frecuencias y mueven 3 diminutos huesos. Esto hace vibrar el fluido, alterando
unos pelos y excitando a las neuronas, que transmiten todo al cerebro.
Cantar
es un proceso secundario de un proceso mucho más crucial, la auténtica razón
por la que el aire pasa a través de la boca es la respiración. No
sobreviviríamos mucho más de tres minutos si no lo hiciéramos. El aire sigue un
recorrido en la inspiración, desde que entra por la boca hasta que llega a los
pulmones. Allí, el oxígeno se transpasa a los capilares sanguíneos
introduciéndose al torrente sanguíneo, repartiéndose rápido por todo el cuerpo
y proporcionando valiosos recursos a cada una de las células. En la espiración,
el CO2 (producto de deshecho) hace el camino opuesto de vuelta hacia el
exterior.
En cada respiración, nuestra nariz puede reconocer
olores muy diferentes. Dentro de ella hay una pequeña zona de entorno a 10
millones de células con miles de receptores que, al unirse con sus respectivas
sustancias químicas; envían señales eléctricas al cerebro y este lo interpreta
oliendo de una determinada forma.
El
corazón es la bomba que impulsa la sangre y el oxígeno por todas las partes del
cuerpo a través de los vasos sanguíneos y nos da vida, permitiendo el correcto
funcionamiento de nuestros órganos y sistemas. Además de glóbulos rojos, la
sangre contiene 400000 leucocitos que combaten las infecciones.
Pero
se necesita más que aire para alimentar a la increíble máquina: combustible.
Cuando comemos, absorbemos todos los nutrientes que son esenciales para vivir
(carbohidratos, proteínas, vitaminas...). Antes de digerirlos, comprobamos su
sabor mediante nuestras papilas gustativas (lengua), informando al cerebro de
lo que estamos comiendo. Al llegar la comida al estómago, comienza un proceso
de descomposición facilitada por los jugos gástricos, altamente ácidos. Las
contracciones musculares masajean la pasta formada. Después los bloques de
comida pasan al intestino delgado, donde la mayoría de los nutrientes pasan al
Hígado. Éste descompone, vuelve a empaquetar y distribuye los nutrientes a las
células para su crecimiento y su energía. Sin embargo a veces (a la larga),
nuestro cuerpo acumula más energía de la que sale (grasa). Cuando el intestino
delgado ha recogido todo lo útil de la ingestión, el resto es impulsado al
intestino grueso.
Así
pues, cuando hemos extraído lo que necesitamos para alimentar a la increíble
máquina, y tenemos a nuestros motores celulares funcionando, es sorprendente
los complejos movimientos que podemos llevar a cabo, gracias a la acción de los
músculos. La unión de la actina y miosina en las miofibrillas de los músculos
es la responsable de la contracción/relajación de dichos músculos, siempre bajo
las órdenes del cerebro. Éste envía señales eléctricas a través de las neuronas,
y ello constituye el sistema neuromuscular.
Por otro lado, nuestro sistema óseo es el que nos da
forma, apoyo y sujeción, y nos proporcionan una gran variedad de movimientos.
En el interior de los huesos se crean tanto los leucocitos como los
eritrocitos, que luego son enviados al resto del cuerpo. El hueso es la mezcla
de 2 sustancias imprescindibles, el fosfato de calcio mineral y el colágeno de
proteína. Sin ellos, el hueso sería frágil y endeble. Además, las
articulaciones son las que permiten la gran movilidad y direccionalidad de esos
huesos.
La
reproducción permite formar un nuevo ser humano, gracias a la fecundación del
óvulo femenino por los espermatozoides masculinos. En ese encuentro, los ADN se
fusionan, mezclando los rasgos genéticos de la madre y el padre. El óvulo
fecundado poco a poco se va dividiendo en células idénticamente iguales
(blástula). Una vez entra en el útero, poco a poco, las células empiezan a
especializarse, y las formas empiezan a configurarse. A las nueve semanas,
todos los órganos están ya en su sitio (feto).
Durante nuestra infancia, en el gran cerebro ya
formado, se comienzan a producir millones de conexiones sinápticas, que poco a
poco hacen que la mente y el cuerpo se fusionen. Cada sistema del cuerpo es
complejo, pero sólo hay uno que preside todo lo que hacemos. El cerebro nos
permite pensar, sentir, recordar y reconocer; es el que nos proporciona nuestra
esencia, nuestra personalidad.
Falta texto...
Redacción
completa entregada a la profesora.
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